miércoles, 26 de marzo de 2008

A pesar de los años... y más que nunca!

Hace ya 33 años, exactamente en el mes de marzo del año 1975, nos conocimos en Villa María (Cba.) para comenzar a estudiar, en el profesorado Gabriela Mistral del Instituto del Rosario de esa ciudad.
Éramos un grupo de alumnas bastante grande, pero ya en los primeros días de compartir nuestra experiencia, de convivir, estudiar y luego de haber dejado a nuestras familias y yo a Serrano comenzamos a recorrer la vida juntas.
Al poco tiempo de llegar se fueron definiendo los grupos de “compañeras-amigas”, nosotras entre 8 y 10, ya no tuvimos dudas que lo nuestro sería indestructible y duradero.
Con el paso del tiempo se fue afianzando nuestra amistad, durante los 3 años que compartimos nos fuimos conociendo más, conocimos los novios de cada una, quienes con el tiempo se convirtieron en nuestros maridos, compañeros de la vida y padres de nuestros hijos… ellos también se conocieron y entablaron una distante pero buena relación, es por ello que hoy compartimos nuestros encuentros con ellos también…
La vida por diferentes razones hizo que tomáramos distancias, criamos nuestros hijos, trabajamos cada una cada vez más, algunas de ellas cambiaron sus lugares de residencia, pero la amistad seguía en pie, aunque viéndonos cada vez menos y muy cada tanto.
Desde hace un año, exactamente cuando cada una de nosotras cumplimos los 50 años y por la brillante idea de Adriana que nos reunió en una hermosa fiesta de cumpleaños, iniciamos las reuniones más seguidas, y aquí estamos disfrutando ---
El pasado fin de semana, pascuas de 2008, ese grupo de amigos nos reunimos en Serrano, cabe aclarar que hacia 28 años que no venían a este lugar y alguno de ellos no habían venido nunca… Se fueron reconfortados y maravillados de los días que compartimos y de este rinconcito cordobés que no tuvieron dudas de reconocer que lo que siempre contábamos de él, era verdaderamente cierto…
Es hermoso poder contar esta maravillosa experiencia de vida y poder reconocer que se puede encontrar en un grupo de gente amiga una nueva familia. Sentirnos que somos hermanos de la vida y que cada uno puede contar con los demás para lo que necesitemos. “ le damos gracias a Dios por la amistad y la hermandad que nos une”…
¡Gracias Susi por compartir esta experiencia!!

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