Ésta ocurrió según el nos cuenta en el campo de don Clemente que estaba detrás del “La Vasconia”, de Elizalde
Ya llegaba el verano y el trigo de don Clemente estaba casi a punto. El manto dorado cubría el lote que era la ilusión de ese año.
Vivía esos días pensando en la cosecha que se aproximaba y que pintaba como excelente... ¡Pero también con una obsesión que lo atormentaba, y era el zorro que por las noches hacía estragos en su gallinero!
Muy pacientemente construyó una trampera, que fuera a prueba de zorros - Dijo don Clemente para sí - si el zorro tiene sus mañas, yo tengo las mías ¡que embromar! y así fue que una mañana muy temprano, cuando ese trigo estaba a punto, que don Clemente se encontró con el zorro encasillado y, muy apurado y no habiendo previsto que haría con el animalito si lo capturaba, se atropelló yendo al galpón y buscando algo que le permitiera darle al zorrito su merecido.
Encontró una botella con nafta, la tomó y muy rápido se dirigió a la cocina, cachó los fósforos y se fue a la trampera. Le roció la gran cola con la nafta, le prendió fuego y le abrió la puerta...
El zorro salió velozmente perseguido por esa gran bola de fuego... derechito para el lote de trigo!!!
Y don Clemente, desesperado, viendo que se esfumaría en un ratito su sueño dorado, gritaba detrás de él: "A LA DERECHA ZORRITO QUERIDO, QUE A LA IZQUIERDA TENGO EL TRIGO!!!".
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