domingo, 29 de abril de 2007

"La paloma"

Don Hugo Roigé nos hace llegar sus relatos que, como el siguiente recrea desde su memoria y en este caso se titula "La Paloma"

"Emilio Scarola era Auxiliar del ferrocarril en la estación de Buchardo. En San Rafael de Mendoza - hasta allí y desde allí corría un tren de pasajeros, el "Sanrafaelino" que unía esa ciudad con Retiro, pasando por Buchardo, Charlone, Rufino, etc.
En San Rafael existía un Club colombófilo que utilizaba el servicio del FF.CC. para sus torneos. Para abaratar los costos, enviaban por tren hasta Buchardo las jaulas con las palomas mensajeras un sábado, con la indicación vía telegráfica de que el domingo a las 06.00 a.m. les abrieran las puertas de las jaulas, para que, cuando llegasen a destino, la sede del club, establecer la paloma ganadora y su tiempo de vuelo.-

¿Qué hizo Scarola cuando en su turno le tocó abrir las puertitas?
Muy cuidadosamente eligió la paloma mensajera menos presentable, es decir, a la que aparecía como medio chueca, las plumas en desorden y pinta de fiaca, la sacó cuidadosamente una hora antes que a las otras y la largó...; luego, transcurrida esa hora y siendo las 06.00 a.m. largó las restantes!
Claro que nunca supo si ganó su elegida o no, pero se despanzaba de risa imaginándola ganando la competencia y el desconcierto de los organizadores.-"
Pero observamos que también en ocasiones acude a su imaginación y escribe otro tipo de textos que hoy también compartimos con ustedes:

"JULIO Y ERNESTO"
Consigna: Encuentro imaginario entre dos personajes de la literatura–Roylanz

Publicado en La Nacion.com del 22-7-2006

Don Julio estaba revolviendo libros y mas libros rescatando datos que lo ayudaran a encarar una novela de viajes y aventuras, que tanto a él le gustaban.
Había nacido en Nantes en 1828 y ahora corría el año 1867.
Enciclopedias y anotaciones inundaban su pupitre y se esparcían por el piso.- Buscaba el paralelo que cruzaba desde Chile hacia La Argentina, a la altura de las sierras de la Tandilia y se perdía en el Atlántico, y como era la geografía existente de por medio.- Lo primero que había logrado había sido en esta oportunidad el título del libro; lo llamaría: “Los hijos del Capitán Grant”.- Pero no lograba encontrar el número de paralelo que debía incluir en el libro y que establecía, por tierra, el camino que el Capitán Grant debía hacer desde Chile hacia el atlántico.-

En eso su criado le anuncia que alguien desea entrevistarlo. De mal humor accede - lo del paralelo lo tenía mal - y enseguida se encuentra frente a una persona que dice llamarse Ernesto Sábato, que viene de la Argentina, y que, en un viaje a través del tiempo, quiso felicitarlo por sus emocionantes libros de viajes extraordinarios. Le dice que ha leído todo. La Isla Misteriosa, Cinco semanas en globo, La vuelta al mundo en 80 días, Los hijos del Capitán Grant, etc.
Julio Verne, que había entendido perfectamente la increíble situación, aprovechó la oportunidad y le preguntó a Sábato: “el itinerario del Capitán Grant a través de la Argentina… en qué paralelo lo hizo?”

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