viernes, 23 de marzo de 2007

ESTANCIA "EL GUANACO"...

En las “Crónicas de un viajero” (una publicación especial del “anuario de la Sociedad Rural del Plata” y data del año 1915) se narran las vivencias del autor, un viajero que recorrió gran parte de la provincia de Buenos Aires, sur de las provincias de Santa fe y Córdoba.
En ellas hace referencia a la existencia de la “Estancia El Guanaco” ubicada sobre los costados de la línea del ferrocarril “Buenos Aires al Pacífico” (ramal Laboulaye- Villa Valeria) que pertenece a Estancias Amberenses Sud-Americanas (ya que don Alberto Pedro María Oostendorp se las había vendido a esa sociedad)
Según esa misma crónica cuenta que los primeros asentamientos de colonos en esa “Estancia” se hicieron en la última década del siglo XIX y que el mismo Alberto Oostendorp dirigió los trabajos de trazados de caminos secundarios, alambrado, construcción de aguadas, instalación de tranqueras, etc.

Este cronista al hablar del casco de la Estancia cuenta que es una “pequeña villa en medio de esa pampa asombrosa y soleada” También dice que sus dueños solían llegar a la misma en un tren especial que contrataban en la Capital Federal, con todas las comodidades.
Si nos retrotraemos a aquella época podemos imaginar y casi ver a señoras bien vestidas, con sombreros y largos vestidos… a caballeros con sus oscuros trajes, con botas y sombreros… pensemos qué sentirían al llegar a estas tierras tan extensas que la mirada no alcanzaba para encontrarles el fin… un lugar inexplorado… una tierra que esperaba manos dedicadas… laboriosas… corazones decididos… una tierra que cuando el viento azotaba nuestros abuelos nos contaban que “volaba” y en los caminos resecos los “cardos rusos” iban y venían según desde donde viniera el viento…una extensa planicie de clima templado… de buenos pastos y escasos árboles… una tierra que necesitaba de gente que viniera a plantar y cosechar lo que en ella viniera… una tierra que esperaba a individuos con ansias de progreso… de lucha… y por que no de aventura…
Pero volviendo a lo que el cronista nos cuenta la estancia “El Guanaco” debe su nombre a que (según le relatara don Carlos Doutrelepont, administrador en ese momento de la estancia) en estas zonas habían encontrado un ejemplar de guanaco que, si bien es propio de la región andina, su aparición en estas tierras era tan rara como inexplicable, suponemos que en alguna avanzada ranquelina llegó este animal a estos lares y al retroceder el malón, el “solitario guanaco” quedó en el lugar.
También comentaba este viajero que era el establecimiento rural más importante de la zona, que contaba con administrador, varios capataces, obreros especializados, una numerosa peonada, personal de servicio, etc.
Él describió lo que vio con estas palabras: “…rodeada de un hermoso parque se encuentra la casa principal integrada con numerosos dormitorios con muebles de estilo, alfombrados y cortinados, dos comedores suntuosos, escritorio, biblioteca, sala de juegos, sala de música, recibidor, baños instalados con materiales traídos de Europa, estando toda la casa calefaccionada y con luz eléctrica provista por una usina propia…”
Dentro de la misma estancia tenían sus casas el administrador, los capataces y parte del personal de servicio, además de los alojamientos para peones y otros empleados con menor jerarquía. Había instalados talleres de herrería, carpintería, de reparaciones varias, etc.
Como vemos en la foto también había una hermosa piscina, glorietas y un parque extenso y muy cuidado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi nombre es Maria Ines Spanoghe. Quiero saber si en la historia del Establecimiento El Guanaco, en algun tramo se hace referencia a mi bisabuelo, que según tengo entendido formo parte de ese emprendimiento junto con Oostendorp y con Deró. El, era Ingeniero Agronomo, vino de Bélgica y vivió en la provincia de Bs As. hasta que finalmente se instalo en Laboulaye con su familia y amigos.