sábado, 24 de marzo de 2007

Pasando los "treinta y pico"...

Alguna vez escuché o leí que dejamos de ser jóvenes cuando en una conversación comenzamos a decir reiteradamente;…te acordás?, te acordás?, te acordás?...
Hace bastante tiempo que en medio de una conversación, me sorprendo diciendo;…te acordás?
Creo que fue pasando los treinta, un poco antes de la mitad de esa década, llegando a los treinta y pico,…te acordás?.
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Cuando viajo generalmente escucho música, joyitas con forma de disco que siempre forman parte del equipaje, pero de a ratos suena la radio, casual, desconocida casi siempre y sorprendente a veces.
Esta vez el locutor leía un poema; y se llamaba; que casualidad, ¿“Te acordás?.”.
Te acordás?- decía; cuando podías salirte de la situación más difícil con solo gritar; -¡¡pido gancho!!-, o cuando venenosa era nada más que el nombre de una mancha y no una palabra que servía para calificar a ciertas personas o a ciertas actitudes , cuando jugábamos a verdad o consecuencia , haciendo girar una botella y al que le toca le toca.
Cuando la palabra ¡¡guerra!!... era nada más que un grito para avisar a los del otro bando que ya nos habíamos escondido y podía comenzar el juego… cuando podías llegar al cielo y la luna con sólo siete saltos de rayuela… te acordás? Cuando con una corrida y un grito ponías a salvo a todos tus amigos; -¡¡¡piedra libre para todos mis compañeros!!!-
Te acordás? -decía el locutor; -…si vos podés acordarte de algunas de estas cosas quiere decir que tu niño interior sigue vivo y eso es lo que te da alegría y fuerzas cada día para enfrentarte al mundo. Será por eso entonces…. Por suerte yo tengo buena memoria.
Salzano* dice que cuando los de treinta y pico lleguen al cielo, Dios los estará esperando con una pregunta para abrirles las puertas; - A ver usted, sin titubear y sin errores de ortografía… ¿cuál es la marca de cigarrillos que fumaba su padre?-… y yo respondería sin titubear y a los gritos:
-FONTANARES, señor Dios y a veces en casa, armados. Armados con el tabaco MARIPOSA, el del paquete a rayas (rojo y plateado) y papel EL OMBÚ, en cajita verde oscuro con un ombú dibujado en negro en el lado izquierdo…los armaba en un extremo de la mesa, o en el banco de herramientas de la herrería, en los ratos libres. Si tiene un tiempito le puede explicar como es el proceso de armado, lo ví tantas veces hacerlo, lástima, sin verlo...pero le explico…hay que tomar una hojita de papel y sostenerla entre los dedos índice y anular por un extremo, mientras se la curva suavemente por debajo con el pulgar de la misma mano (la mano izquierda), queda un espacio acanalado, donde hay que esparcir el tabaco que hemos tomado con los dedos (índice y pulgar de la mano derecha) del paquete, el “Mariposa”. Se esparce el tabaco en forma de sal, como salando carne, vio?, Cuidando siempre no excederse en la cantidad, hay que apretar un poco el tabaco con los dedos, luego se eleva la mano hasta la altura de los labios y ahí si , le pasa la lengua , para que se pegue (como hacíamos con los sobres cuando mandábamos una carta por correo, …te acordás?), ahí no más entonces con habilidad y presteza, no vaya a ser que se nos desarme lo hecho, comenzamos a deslizar el armado entre los dedos, aquí si usamos ambas manos, y vamos rápidamente formando un cilindro o sea el popular cigarro, cuando terminamos volvemos a humedecer con la lengua el extremo de papel que sobra para que se pegue sobre el otro, a las puntas de papel las arrollamos entre los dedos para que el cilindro no se desarme, como si fuera un caramelo… ­-está bien, ud. se acuerda- diría el Dios de Salzano.
Y también me acuerdo de los huevos batidos con azúcar, el olor y el color de las retamas en primavera, los ruleros de mi mamá, mi tía que se ataba la toca, la radionovela y el corazón a corazón de Hugo Maldonado, las chicharras y los grillos en las tardecitas de verano, la revista Nocturno que le gustaba a mi mamá con los consejos de Tita Merello, la revista Somos que leía mi papá mientras tomaba mates con agua hirviendo y trozos de limón, …de tantas cosas me acuerdo…me acuerdo… .

Pero es ahora, pasando los treinta y pico que la memoria se vuelve prodigiosa, arrolladora, desbordante, sobre todo en hechos simples, domésticos, cotidianos…ahora es cuando cada olor, ruido o paisaje tiene la particularidad de conectarnos inmediatamente con algún olor, ruido o paisaje vinculado a nuestro pasado y así emocionarnos hasta las lágrimas.
Será tal vez una forma de recordarnos o avisarnos que estamos casi justo en la mitad del camino, que no es tarde pero tampoco temprano, que es ahora, este momento…ya!
Será tal vez Principito, que vos tenías razón,… ¿te acordás? …lo esencial, es invisible a los ojos.
ANDREA ROGGERO
Publicado en Nuevo Serrano nº83.

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